Como futuros docentes, debemos saber que
los conflictos, son situaciones que pueden presentarse en el aula de
clase y que rompen la armonía y el buen desarrollo de las actividades
que se estén realizando. Suelen venir acompañadas de gritos, ignorar a
algún compañero, insultos o agresiones físicas.
Es aquí, donde se tienen las
dificultades considerables, a la hora de mantener la disciplina escolar
porque algunos alumnos tienen serios problemas en el hecho de seguir las normas
de convivencia e intentan imponer sus formas de pensar o de actuar a través de
la fuerza. Normalmente, suelen coincidir dos o más personalidades en
estas situaciones y son las que generan el caos. No saben ponerse de
acuerdo, no tienen los recursos para escuchar la posición de los demás y,
lo que es peor, aún asumen que, a través de la agresión verbal o
física, la parte contraria aceptará irremediablemente su punto de vista.
El conflicto
forma parte de la vida humana como una manifestación de la necesidad de tomar
decisiones en cuanto a algún aspecto. La situación de conflicto se presenta en
el momento en que es necesario tomar un camino y hay que elegirlo entre varios
que podrían ser, inclusive, contradictorios. Cuando la necesidad de
elección es interna, las personas activamos una serie de mecanismos que nos
llevan a pensar en varios factores de conveniencia o inconveniencia de la
elección que decidamos. Esto nos indica que el conflicto, hasta cierto punto,
es necesario para sobrevivir.
Por otro
lado, se plantea la situación de cuándo la necesidad de elección viene del
ambiente o contexto en que se mueven las personas. Es aquí donde varios
intentan mostrar sus enfoques y la razón por la cual debería ser el
correcto. El docente, como mediador de la enseñanza y aprendizaje, puede
utilizar estas situaciones para que los alumnos aprendan a escuchar a otros y
también a respetar las opiniones diferentes.
Pero,
también, les obliga a aceptar la elección hecha como la más correcta para
resolver el dilema que se haya planteado. Como profesor se tiene la
responsabilidad de enseñarles los pros y contras de todo y llegar a un
consenso. Pero, muchas veces tienen que convertirse en verdaderos jueces
de paz.
También se
puede dar el caso de que lo que se presente sea un conflicto de intereses
o, sencillamente, un malentendido por palabras o gestos mal
interpretados, entonces la situación puede escaparse del control de los
involucrados y convertirse en una discusión agresiva.
En todas
estas situaciones lo más
importante es el diálogo. Algunas pautas pueden ayudarnos a
resolver los conflictos efectivamente si se presentan episodios de agresividad:
1. Hacer todo lo posible por calmar los ánimos. Inclusive,
separar a las partes si fuera necesario.
2. Cuando la situación esté controlada, hacerles ver que la agresión no es
la vía para resolver nada.
3. Escuchar todas las posiciones existentes y enseñarles a tomar la
decisión más conveniente para todos.
4. Aplicar las sanciones que fueren necesarias llevando a cabo la normativa
escolar.
5. Diseñar actividades educativas preventivas de resolución de
conflictos para que los alumnos desarrollen las habilidades sociales
necesarias.
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